Existen multitud de recetas para prepararla, desde la más clásica y tradicional, hasta aportaciones más actuales y novedosas.
En realidad, es uno de los dulces más sencillos de elaborar y que gusta a casi todos, aunque muy especialmente a los más pequeños: al menos esa es nuestra experiencia en casa porque a los peques les encanta.
Nosotras hemos hecho una receta muy similar a la de Tía Alia, aunque hemos introducido algún que otro cambio, como es costumbre cada vez que participamos: hemos suprimido los huevos (en casa siempre se ha hecho sin ellos) y hemos utilizado harina y maizena en lugar de solo harina.
A la hora de rebozar los trozos, lo hemos hecho con harina y huevo en lugar de con huevo y pan rallado.
Y la hemos acompañado con una salsa de caramelo salado: le da un toque diferente a un bocado tan dulzón como es la leche frita. Aunque aquí ha habido división de opiniones: a nosotras nos ha encantado el contraste mientras que otros miembros de la familia han opinado que la leche frita está estupenda de sabor sin necesidad de añadir ninguna salsa...
Vamos con la receta.
INGREDIENTES: para unos 12 o 13 trozos
- 1/2 litro de leche entera Kaiku sin lactosa
- unas ramas de canela
- piel de naranja
- 3 cucharadas de harina
- 2 " de Maizena
- 100 gr. de azúcar
- una pizca de sal
- harina y huevo batido para rebozar y freir
- azúcar y canela para el rebozado final
Para la salsa de caramelo salado:
- 90 gr. de azúcar
- 90 gr. de nata Kaiku sin lactosa
- 1 cucharadita de mantequilla
- un pellizco de sal
ELABORACIÓN:
Ponemos un cazo al fuego con la mitad de la leche, las ramas de canela y la piel de naranja. Dejamos que se caliente hasta que esté a punto de hervir. Retiramos y dejamos que infusione durante un cuarto de hora.
Mientras, en otro cazo mezclamos el resto de la leche fría, la harina, la maizena, el azúcar y la pizca de sal. Tenemos que obtener una mezcla homogénea y sin grumos.
Una vez transcurridos los 15 minutos, quitamos la canela y la piel de naranja, unimos ambas mezclas y llevamos al fuego. Dejamos que hierva durante unos 10 o 12 minutos. Llegará un momento en que espese: hay que remover continuamente para evitar que se pegue.
A continuación, vertemos la mezcla en un recipiente cuadrado o rectangular engrasado (nosotras en uno de pirex). Alisamos bien, tapamos con papel film (que toque la masa para que no forme costra) y dejamos que se enfríe.
Metemos en la nevera durante unas horas para que coja más consistencia.
Una vez bien fría, cortamos la masa en cuadraditos regulares, los rebozamos en harina y huevo y los freímos en aceite caliente.
Dejamos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Después, los pasamos por una mezcla de azúcar y canela en polvo. Vamos depositando los trozos rebozados en el plato de servir.
Ahora preparamos la salsa de caramelo salado.
En un cazo ponemos el azúcar y dejamos que se forme un caramelo suave, clarito. Calentamos la nata en otro recipiente en el microondas: ésto lo hacemos para que el contraste de temperaturas entre el caramelo y la nata no sea muy elevado cuando los mezclemos. Aún así, hay que hacerlo con mucho cuidado. Unimos pues azúcar y nata, removiendo muy bien. Añadimos la mantequilla y la sal. Dejamos unos segundos al fuego hasta conseguir una especie de cremita ligera y sin grumos.
A la hora de servir, regamos los trocitos de leche frita con la salsa.
A nosotras la leche frita nos gusta templadita, si la comemos sola. Si la acompañamos de la salsa de caramelo, preferimos que esté fría: así notamos el contraste con la salsa caliente (no en exceso) y resulta muy agradable.
Probad a hacerla, seguro que os gusta.
Que la disfrutéis.