La lista de los manjares de la repostería griega es enorme. Y su variedad, en cuanto a ingredientes, también. Pero si hay 2 ó 3 básicos en los dulces griegos, éstos son la miel, los frutos secos o incluso el yogur en menor medida.
Al estar situada geográficamente entre Oriente y Occidente, Grecia ha sido una encrucijada de culturas que se refleja, entre otros aspectos, en su gastronomía.
Y concretamente, su repostería tradicional está fuertemente influenciada por Oriente , influencia que trajeron los griegos de Asia Menor.
La miel siempre ha sido un producto muy querido y apreciado en Grecia, donde la apicultura tiene una historia milenaria.
Ya en la antiguedad, los griegos conocían su alto valor nutritivo. Incluso Grecia se considera como el paraíso de la miel: la abundancia y variedad de la flora griega y su clima suave, hacen que el producto final sea único. De hecho, la miel griega está considerada como una de las mejores del mundo.
En cuanto al yogur, se cree que llegó al Mediterráneo en la Edad Antigua por medio de los turcos. En Grecia se desarrolló una variedad local que, con el tiempo, se convertiría en lo que conocemos actualmente como yogur griego: con más cuerpo, más denso y cremoso que los yogures normales.
Es tan versátil que se utiliza, no sólo en repostería, sino también en infinidad de platos salados.
Y qué decir de las frutas y frutos secos. Grecia tiene una gran variedad de estos últimos. Concretamente, los pistachos de Egina, isla situada al sur de Atenas, tienen un sabor y un aroma únicos. Se cultivan allí desde 1860 y desde la isla se han extendido por toda Grecia.
Debido a su alta calidad, desde 1996 este tipo de pistacho está reconocido como marca con denominación de origen.
Los orejones de albaricoque tienen origen turco pero pronto se extendieron también por la cuenca mediterránea: de hecho, el 85% de la producción mundial está en Turquía. Junto con los griegos, están considerados como la variedad de mayor calidad.
Y la sémola de trigo, como cereal básico en la alimentación griega, se utiliza mucho también como ingrediente principal, en lugar de harina para los postres y dulces.
La tarta que os presentamos no es nada complicada y es verdaderamente deliciosa. No lleva harina ni levadura y queda sumamente esponjosa y tierna.
Y, a la vez, densa y húmeda.
La cobertura de yogur griego y pistachos pone el colofón a un dulce de origen griego verdaderamente original y sabroso.
Con esta tarta participamos en el concurso propuesto por el blog Atrapada en mi cocina y patrocinado por Ibili "Tu mejor tarta".
Ésta es la receta.
INGREDIENTES:
- 100 gr. de orejones de albaricoque
- el zumo de una naranja
- 175 gr. de mantequilla
- 160 gr. de azúcar
- 4 huevos
- 225 gr. de sémola de trigo
- 100 gr. de almendra molida
Para el almíbar:
- 100 gr. de miel
- 100 ml. de zumo de naranja
- unas gotas de zumo de limón
Para la cobertura:
- 300 gr. de yogur griego
- 60 gr. de pistachos pelados y troceados
ELABORACIÓN:
Ponemos en un bol los orejones y el zumo de naranja, dejándolos en remojo durante unas 12 horas. Pasado este tiempo, se trituran hasta formar un puré y se reservan.
Mezclamos la mantequilla y el azúcar y batimos bien. Añadimos las yemas, una a una, sin dejar de batir. Y a continuación, agregamos la sémola y la almendra molida, y después, el puré de albaricoque.
Montamos las claras a punto de nieve y las incorporamos a la masa.
Engrasamos y enharinamos un molde desmontable, de unos 23 cm. de diámetro. Echamos la mezcla y horneamos unos 45 minutos en horno precalentado a 180º. Lo dejamos hasta que la superficie esté ligeramente dorada y consistente.
Mientras tanto, preparamos el almíbar: echamos la miel, el zumo de naranja y el de limón en un cazo. Llevamos a ebullición y dejamos hervir unos 2 ó 3 minutos. Reservamos caliente.
Cuando el bizcocho esté listo, sacamos del horno y dejamos reposar en el molde 5 minutos; luego, lo pasamos a una rejilla con una bandeja por debajo.
Pinchamos la superficie de la tarta con una brocheta fina y echamos el almíbar sobre ella.
Dejamos enfriar. Y justo antes de servir, extendemos el yogur griego por encima y espolvoreamos los pistachos.
Sencillamente, deliciosa, jugosa y fresquita: es conveniente guardarla en la nevera y sacar media hora antes de servir.
Que la disfrutéis.